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Convivir con extraños

El despertador de Jorge Contini suena a las 7 de la mañana, como todos los días. No lo hace para ir a trabajar. Es sábado 10 de noviembre de 2012 aunque, si fuese lunes o martes, tampoco influiría. Madruga porque en La Ventilla, la residencia para personas en peligro de exclusión social en donde vive, tiene un estricto horario. Si no, no hay desayuno. Y Contini, argentino de 57 años, ya ha perdido muchas comidas desde que el 21 de enero de 2012 le desahuciaron.                                                                                                                Por I.M.

 

Antes de la crisis, Jorge actuó en obras de teatro. Hizo talleres de improvisación. Monólogos. Este 10 de noviembre de 2012, el público al que se enfrenta es muy diferente: sus compañeros de residencia. Ha preparado dos piezas de 10 minutos cada una. Poco antes de empezar sale a fumar. Aunque intenta ocultarlo, está un poco nervioso. Bromea con algunos compañeros. Todos están expectantes y, a las 18 horas, acuden el salón. Un fluorescente titila con un suave sonido de acompañamiento —plin, plin, plin—. 

El monólogo de Jorge

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