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El gabinete de comunicación del principal banco español contesta por correo electrónico al formulario con una plantilla sobre las buenas prácticas bancarias y los acuerdos con los afectados. Introduce sus respuestas con: «Te paso la información de que dispongo» y «te podemos contar lo siguiente». Después de una nota de prensa fechada en julio de 2011, la comunicación se zanja con un «siento decirte que no tenemos nada más que comentar. Saludos».

En una de las mesas de atención al público, el empleado de Bankia se queda atónito al oír hablar de los desahucios. «Aquí no sabemos nada de esas cosas», contesta encogido de hombros, una posición que mantiene durante toda la conversación.«Aquí no llegan casos de esos: nosotros cortamos antes», explica, y sugiere contactar con el departamento de Recuperaciones, aunque sus respuestas tampoco serán muy extensas. 

La empleada de la oficina de Kutxabank en Cuzco recomienda por teléfono contactar con la «cúpula» de la caja de ahorros. «Con quien dio ese comunicado yo creo que es con quien tenéis que hablar». Se refería a la noticia de la suspensión temporal de los desahucios por parte de Kutxabank y Caja Laboral, emitida por el director de la entidad vasca.

La banca 

La voz de los bancos

Resulta difícil dar una cifra exacta sobre cuánto dinero ha recibido la banca en concepto de ayudas públicas, aunque estas se podrían dividir en dos: las que le ha dado el Estado, que superan los 14.500 millones para recapitalizar ocho entidades, y las que ha recibido el propio Estado de Europa para la banca: casi 41.000 millones incluyendo los fondos para el banco malo

La deuda de las familias y las empresas con los bancos es de 1,7 billones de euros, es decir, el 160 por ciento del PIB. De toda esa deuda, alrededor del diez por ciento es de dudoso cobro. Al contrario de lo que pudiera parecer, esa morosidad corresponde en un 80 por ciento a las empresas y solo en un 20 a las familias aunque el crédito está repartido casi al 50 por ciento. Tres cuartas partes de la morosidad empresarial se corresponde con el ladrillo y la construcción. Y en total, hay unos 100.000 millones de euros relacionados de dudoso cobro en este sector. Hay más morosidad empresarial que familiar porque la mayoría de grandes empresas no tienen garantía personal de sus socios. Es decir, la deuda se salda con la empresa, no con bienes personales. Al contrario de lo que pasa en pymes, autónomos o familias, donde la deuda se garantiza con bienes personales.

 

La morosidad, en cifras

Ayudas a la banca

Por B.G. y C.S. 

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